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Como ciudadana obediente tú decides que ese día no te quejaras de nada en absoluto. La cajera en la tienda casi te golpea con la bolsa, pero prometiste no quejarte, así que sonríes y le dices gracias.
Luego durante el día te sientes cansada de tus clases o trabajo pero “no puedes quejarte” ¿Qué haces? Te olvidas del asunto y te concentras en lo positivo. A la hora de la comida no sabes que comer y de nuevo tienes que detenerte para no quejarte.
¿Cómo seria un día sin quejas?
Lo más probable es que un día sin quejas sea maravilloso porque básicamente te has concentrado en lo positivo y no has dejado que pequeñas y en realidad insignificantes situaciones te arruinen momentos de tu vida.
Las quejas son contagiosas, si empiezas a quejarte de algo, las personas cercanas a ti también se quejaran de algo más. Si escuchas quejas también te empiezas a quejar “que mal tiempo” “sí que mal tiempo.”
Las quejas son cansonas porque pierdes energía quejándote, concentrándote en lo negativo, dejando de hacer tus actividades y perdiendo oportunidades al no concentrarte en lo positivo. Las quejas casi siempre son una pérdida de tiempo.
Esto no significa que nunca se debe de tomar acciones correctivas, lo que significa es que hay que dejarlas para cuando en realidad valga la pena.
Pon como meta tener un día sin quejas.
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