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La persona a quien visitamos es una mujer latina de tez blanca de más o menos 40 años, casada con un medico estadounidense y con dos hijos adolescentes, para simplificar este articulo la llamaremos Adriana.
Mientras la visitábamos estaba también con ella su hermano quien había viajado de su país para trabajar en USA por un tiempo.
A lo largo de nuestra conversación Adriana y su hermano frecuentemente se referían a si mismos como nosotros los “indios” y ellos los “americanos (refiriéndose a los estadounidenses anglosajones)” Adriana expresaba como su suegra la había discriminado al principio de su matrimonio y no había ni siquiera hablado con ella por dos años, ni hablar de asistir a la boda.
La suegra le habló hasta que su esposo le envió una foto de su bebe. La suegra no quería ver la foto del niño y no abrió el sobre hasta que el esposo de Adriana la llamó para preguntarle que pensaba de su nieto y esta le contesto “no quiero ver la foto porque será un bebe negro como su mamá” El esposo de Adriana muy enojado la obligó a abrir el sobre, al ver la foto, tuvo que aceptar que el bebe era tan blanco como su papá (y la familia de Adriana).
Poco a poco por amor al niño se hizo amiga de Adriana. En la actualidad Adriana y su suegra gozan de una buena relación y finalmente un día la suegra le pidió perdón por el maltrato inicial. A mi no me preocupo la suegra, con tanto estereotipo y habiendo crecido en un pueblo donde todas las personas eran parecidas físicamente y con la misma religión sé que es fácil discriminar por ignorancia.
Lo que me preocupo fue la aptitud de Adriana y su hermano. Al dejar de ver a las personas como seres humanos y enfocar el idioma, las diferencias de color de piel, educación o preferencia sexual estamos dando permiso para discriminar y ser discriminados. Con su lenguaje siempre creando una diferencia entre “ellos” y “nosotros” estas personas se separan del grupo, ellos mismos hablan como “nosotros” somos inferiores, nuestra piel no es tan bonita, no somos tan altos, no hablamos ingles, ingles es muy difícil, ellos son ricos nosotros somos pobres, etc. Adriana básicamente le dio permiso a su suegra para que la hiciera sentir inferior.
Después de varias horas con esta conversación, no tuve más que recordar las palabras de Eleonor Roosvelt “nadie te puede hacer sentir inferior sin tu permiso”
¿Le estas dando permiso a alguien para hacerte sentir inferior? ¿Tu jefe, tu amiga la flaca, tu mamá, tu hermana la inteligente, tu esposo quien nunca se equivoca, tu novio el súper popular, la vecina que se mantiene siempre a la moda, el compañero de clase siempre con buenas notas etc.? O talvez a los medios de comunicación, a lo mejor viejos estigmas de los tiempos de los conquistadores como “la piel blanca es más bella” lo cual solo era una forma para dominar a los indios. Los sentimientos de inferioridad no solo son creados por personas, en la mayoría de los casos son creados por estereotipos y mitos sin ninguna base real.
Muchas veces sin pretenderlo ni darnos cuenta les damos permiso a las personas para que nos hagan sentir inferiores o nos discriminen. La próxima vez que te sientas “inferior” a alguien recuerda: tú le estas dando permiso a ese sentimiento y tú tienes el poder de detenerlo. Es tu decisión sentirte inferior, tú eres la única que puede hacerlo y no hay ninguna razón para sentirse inferior a nadie, todos somos seres humanos.
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