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Vivir en temor es como ponerse frenos o como cegarse y dejar de ver la realidad. Si confrontas los temores con la realidad te darás cuenta que casi siempre desaparecen o se aminoran. Cada vez que un temor llegue a tus pensamientos analízalo y determina si es real. Casi todos los temores desaparecen si te ubicas en el presente, porque los temores están en el futuro.
El siguiente escrito tiene un autor desconocido pero me gusta mucho y por ello te lo comparto, espero que te inspire.
Temor
Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí.
Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mí mismo.
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Escrito por Lorena Chinchilla
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