¿Había una niña huérfana llamada Vasilissa que vivía con su padre, su madrastra y sus dos hermanastras. Su madrastra no la quería y deseaba deshacerse de ella.
Un día la madrastra le dijo a la niña, no tenemos fuego para encender la hoguera y así mantenernos calientes y cocinar los alimentos y para encender la lámpara. Porque no vas tú a lo profundo el bosque y le pides fuego a Baba Yaga. (Baba Yaga es un personaje mítico de Polonia, Rusia y otros países a veces es mala y a veces buena en esta historia es mala).
El bosque era muy peligroso, habían lobos y otros animales salvajes que podían atacarla, además ya estaba oscureciendo y podía caerse y golpearse. Y en el peor de los casos podía encontrarse alguna bruja malvada. Estos eran los problemas del camino pero el problema más grande era pedirle fuego a Baba Yaga. Baba Yaga vivía en lo más profundo del bosque y no le gustaba que la molestaran.
La niña tenia mucho miedo pero poniendo su pequeña muñeca en su bolsillo se fue al bosque. Cuando el sendero por el que caminaba se dividida la niña se concentraba y le pedía a la muñeca que le indicara la dirección correcta. La muñeca le indicaba con una voz sutil que solo la niña escuchaba en su corazón.
Al final de la historia la niña llegó a la casa de Baba Yaga, le pidió el fuego y regreso a su casa y desde lejos vio como la casa estaba iluminada y su madrastra bailaba celebrando que la niña seguramente moriría en el bosque. El fuego mágico que Baba Yaga le había dado a la niña escapo de sus manos y quemo la casa librándola así de su agresora.
Seria maravilloso tener una vos que te indique que hacer en cada momento de decisión. Todas tenemos esa vos, es nuestra intuición. Algunas personas la llaman comunicarse con lo divino, con Dios o con el universo. Pero son cosas diferentes, el escuchar la vos interior puede ser mas que todo intuición y la intuición es más aguda cuando somos más espirituales.
Hay muchas voces a nuestro alrededor que ha veces callan nuestra sabiduría. Pero esta sabiduría es importante para vivir y no podemos dejar que nadie la silencie. Si meditamos y escuchamos a nuestro cuerpo podemos hacernos más sensibles a nuestra intuición. La intuición nos puede ayudar a salir de apuros como en el caso de la niña de la historia.
No hay que confundir la intuición con nuestros temores o caprichos. Por esta razón para distinguir a nuestra intuición de otra voces es necesario conocernos a nosotras mismas.
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