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Las ventajas son variadas ya que se trata de productos accesibles y que garantizan en un 100% su naturalidad libre de químicos. Mascarilla con miel, avena y polen
Para una piel reseca, nada mejor que limpiar la cara con una mezcla de avena, miel, sábila y polen. La mezcla es muy sencilla de hacer.
1- Toma una hoja de sábila, quítele la piel y saca el cristal. Un pedacito está bien. 2- Luego ponla en la licuadora junto a las hojuelas de avena, la miel y una cucharada de polen. Vas a obtener una mezcla viscosa y brillante.
3- Pasa la mezcla por toda tu cara con movimientos circulares. Luego, déjela unos cinco minutos o hasta que se seque. 4- Remuévela con agua tibia, y finaliza con agua fría.
Te dejará el cutis suave y terso. La mezcla dura para varios días conservándola en el refrigerador. Mascarilla con avena para la piel grasa
La avena no sólo ofrece tersura a la piel sino que también es buena para limpiar el cutis grasoso. Por años -y aunque esto sea sólo parte de la sabiduría popular- la avena ha ayudado a reducir las impurezas del cutis sin eliminarle su grasa natural.
La receta es muy sencilla:
Pon dos cucharadas de hojuelas de avena en media taza de agua tibia, y déjela reposar por media hora. Luego limpia tu rostro suavemente con la mezcla y finalmente quítatela con agua fría.
Leche y belleza
Cleopatra, famosa por ser una de las siete reinas de Egipto y amada por dos de los más poderosos hombres de su tiempo -Julio César y Marco Antonio- cuidaba mucho su apariencia. Uno de sus secretos de su belleza era la leche. La leche ayuda a mejorar el aspecto del cutis, en este caso, del cutis reseco.
En las mañanas con un algodón, empapa la cara con leche y déjala reposar un momento, luego enjuaga con agua fría. El consumo de leche también es vital para la apariencia de la piel.
Por: Marina Ruiz Gonzálvez
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